miércoles, 30 de agosto de 2017

Inteligencia Espiritual.

Ahora que está despertando con mucha intensidad el interés por la espiritualidad (el amor en acción, el buen vivir, activismos sagrados, círculos de transformación, estilos de vida más conectados con el presente, el cuidado de los otros y la naturaleza), es necesario precisar la apropiación engañosa (fake) que hizo (y sigue haciendo) la nueva era, que laminó el potencial transformador del trabajo con el mundo interior. Estos autores, en su mayoría posmodernos, pensaban en los milagros y en la magia de transformaciones que sucedían de maneras instantáneas. Que solo orando, siendo consciente y pensando positivo se iban a transformar las realidades. Confundieron los estados con las estructuras.


Autorretrato realizado por Cristina Sajor (estudiante de educación infantil UPN)

Lo que pienso es que una cosa es la religión, un sistema de creencias, rituales, símbolos y dogmas… que tienen la función de ofrecer una suerte de solaz y consuelo a las personas que buscan religarse con el mundo fragmentado en el que viven y que permite encontrar un sentido a la vida y otra es la espiritualidad, el amor y la presencia, el toque y perfume de la gracia divina que transforma nuestra vida y nos hace mejores seres humanos, más libres y creativos. Este impulso por trascender que surge de lo profundo de sí mismo, es algo natural, pero requiere coraje y resolución, atención, silencio, desapego y profundo autoconocimiento. La imagen del espíritu que más nos podría ayudar no será ya un sistema de creencias, sino una forma de vida, una entrega de amor en cada instante, estemos donde estemos, dando y recibiendo amor, alimentando al mundo, practicando el estar en el mundo como algo sagrado, como un fuego infinito que nos abraza a todos.

Un primer momento para la humanidad fue el solaz que produjo la creencia, el mito para tener una seguridad en el mundo. Pero en este momento requerimos de prácticas y activismos sagrados (Harvey) que activen todos los potenciales para la transformación del mundo. Inteligencia, pasión, corazón, paz interior, imaginación, encuentros, círculos y muchas experiencias de activismo ciudadano que transformen las condiciones en que estamos.

Hoy en día necesitamos actualizar la inteligencia espiritual que no ha salido de las cavernas  y sigue atada al miedo, al dolor, la culpa, la magia y la evasión. Necesitamos cultivar una relación más madura y práctica con la inteligencia espiritual, ya que es parte constitutiva como seres humanos y puede llevarnos a actuar de maneras más inclusivas, creativas, amorosas y compasivas y despertar todos nuestros potenciales más elevados. Necesitamos para abordar nuestros problemas actuales, imaginación, consciencia, pensamientos, prácticas, redes y  organizaciones que movilicen la espiritualidad (belleza y la bondad) en la vida cotidiana.


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martes, 22 de agosto de 2017

Manifiesto Educación Integral


Los educadores del siglo XXI, han empezado a atisbar en sus caminos un espacio en el que todo está conectado y evolucionando,… donde el mejor presente para el otro es el juego, la creatividad y el amor. Este tipo de maestros, empiezan a hacer de los espacios cotidianos lugares para compartir, crear, experimentar y encarnar la imaginación más apasionada, el pensamiento más vibrante y el ejercicio ciudadano más altruista. 
A través de su autoexploración, han empezado a brindar más que informaciones interesantes, más allá de críticas deconstructivas y de visiones alternativas, la gestación de experiencias y prácticas asociadas al cuerpo, las emociones, la sombra y el espíritu que catalizan el buen vivir y animan al ser humano a la transformación y a la autotrascendencia. Si el cuerpo es nuestro primer territorio, el encuentro pedagógico es la alquimia de las presencias. Allí donde hay amistad, conversación, apertura a escuchar, siempre habrá un halo de frescura, improvisación y sensualidad. Además de cultivar las emociones positivas, los maestros son cómplices del encuentro creativo, investigadores del territorio y de sí mismos y tienen la magia de sostener una energía colectiva al servicio de la autocreación de nuestra propia vida.

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miércoles, 17 de mayo de 2017

Cultura narcisista.

La comprensión que hago de la emergencia del cultura EMO, tan popular hace unos años, es que fue el eco de la acumulación exacerbada de la vanidad y la explosión del narcisismo. Esta forma de ser popular entre adolescentes, fue indicio y expresión de una profunda crisis emocional como sociedad… muchas de las acciones que realizaban las personas pertenecientes a este cultura urbana - provenientes de una visión mítica - confirmaban la ingenua creencia que a través de la automutilación o al inflingirse dolor y daño físico, se podía poner fin a un estado emocional doloroso.

El suicidio, la culpabilización y denigración de sí mismo, la pérdida de la confianza entre los vecinos, los abusos sexuales y psicopatías, la corrupción, el extractivismo, las formas de operar del Estado y del mercado - que expropian a las comunidades de los bienes comunes que sostienen su bienestar - la cooptación egoísta de las necesidades de la gente por las religiones; la irresponsabilidad y ausencia de muchas familias frente a la formación de sus hijos; la vida de muchos ciudadanos, teóricos y activistas motivados por pasiones egoístas y por poner un caso más, la paradoja que observamos hace un año, quienes vivimos en Colombia frente al plebiscito por la paz, donde las personas con más posibilidades de acceso a la información y que viven en contextos urbanos, fueron incapaces de ponerse en los pies de otras comunidades y regiones que han sufrido intensamente la violencia…. y podríamos seguir con la lista, todas estas expresiones del sufrimiento y la falta de empatía son nada menos que la punta del iceberg de un egocentrismo e individualismo que ha calado fuertemente en la consciencia de las personas y es sostenido por buena parte de la institucionalidad, así como también por nuestros pensamientos y deseos… creemos nosotros, que esto representa una crisis emocional global que indica que debemos trabajar más arduamente y creativamente por reinventar desde nuestras acciones cotidianas y con nuestra presencia y potencialidades, una sociedad más empática y altruista, más generosa, abierta a la escucha, amorosa, humilde y justa.
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domingo, 7 de mayo de 2017

Espíritu: obra del amor.

El espíritu obra en silencio. El lenguaje de las mariposas, el resplandor de las miradas, las acciones suaves, el florecimiento de los espacios donde compartimos sonrisas juntos. La miel de los encuentros donde danzamos y cantamos. Hay algo cuando se inspira que crea un campo amplio donde la humanidad encuentra su hogar, donde la flor crece con el agua: los arrullos del amor. Podemos ser un espejo para que brille la humanidad y la sabiduría que hay en todos. Ser un vehículo de belleza que se irradia por todo el cosmos. La energía se va transformando y se va tornando más dulce, un tornado que nos abraza y nos fecunda.

El espíritu también es obra del silencio, obra del amor en las acciones cotidianas del ser humano. Veo a mi corazón como un océano palpitante de alegría, una porción de infinito. Veo a mi razón, tejiendo formas plenas para que la imaginación resurja; siento mi cuerpo nadando y siendo uno con el agua. Veo a cada uno como mi hermano, como una flor, como un viaje, como un sendero, un territorio, una semilla, la posibilidad de transformación compartida que obra natural, despierta.

Lo que veo y lo que pienso son reflejo de cómo me siento, qué me interesa, en qué pongo mi atención. Lo comparto para que sean muchos los custodios de la semillas de la creación, lo vivo para que cantemos juntos. Aquí no hay afán de superioridad, sino capacidad de entrega, de evolución. Cada quien ve e interpreta desde sus perspectivas. Quiero abrirme cada vez más, encarnar todo mi aliento; no quiero que esto lo que digo sea una predicación; quiero recordar juntos, abrirle un espacio a lo que voy viviendo.

Hoy es un día para ser custodios de las semillas de la transformación que hay en toda muerte que nace y en cada vida que despierta.


Hoy es un día para ser un espejo donde la humanidad y la sabiduría vibran en el silencio.

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